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Santisimo Cristo de la Buena Muerte

santisimo-cristoLa Imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte recibe esta advocación desde hace varios siglos, si bien, parece ser que no fue la originaria con la que se le denominase a esta talla, a partir de que el escultor Juan de Mesa y Velasco la tallase en 1620. Así, por lo que se refiere a la advocacion de la Buena Muerte, no consta documentalmente el hecho de que la Imagen recibiese culto con este nombre desde su hechura. En primer lugar, porque no se expresa en el contrato de encargo, ni tampoco en la descripción de la procesión que se efectuó al año siguiente, 1621, para entronizar la imagen en su altar. En segundo lugar, por los fines de la Hermandad a la que estaba destinada.

CristoEl grupo escultórico fue encargado para una Hermandad de sacerdotes, constituida en la casa profesa de los jesuitas, cuya motivación era la búsqueda del arrepentimiento y la conversión de los pecados de la carne. Por tanto, nada parece indicar que la advocación de la Buena Muerte estuviese relacionada con dicha motivación.

Un siglo más tarde, en 1725, se quiso crear en la citada casa profesa una congregación de la Buena Muerte. En el texto que hace referencia a dicha fundación, se dice que los titulares serían la Virgen Santísima Dolorosa a los pies de Cristo Crucificado y el Señor San José, especialísimo abogado de la buena muerte“.

Cristo

Es muy probable que fuese a partir de entonces cuando al Cristo comenzase a denominársele de la Buena Muerte. En una descripción del templo de la Anunciación de dos años después, se dice que el primer altar que existe en la nave del templo, en el lado de la epístola, está ocupado por el “Santo Cristo de la Buena Muerte”.

Cuando a finales del Siglo XIX la Imagen comienza a retomar la devoción que tuvo en tiempos, por parte de los distintos profesores y alumnos de la Universidad de Sevilla, germen de lo que en 1924 sería la fundación de la Hermandad de los Estudiantes, la Talla de Juan de Mesa continuaba denominándose así en el ámbito universitario, queriendo los hermanos fundadores mantener dicha advocación, la cual se mantiene hasta nuestros días como Santísimo Cristo de la Buena Muerte.

Historia

CristoEl 13 de Marzo de 1620, el prepósito de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús en Sevilla, el padre Pedro de Urteaga, contrató su hechura con el imaginero cordobés Juan de Mesa. En la carta del concierto el artista queda obligado a dar hechas y acabadas dos imágenes de escultura, la una con Cristo Crucificado y la otra una Magdalena abrazada al pie de la Cruz, de madera de cedro, ambas a dos, de la estatura ordinaria humana…”. El importe del encargo ascendió a 150 ducados. El paradero actual de la imagen de la Magdalena es desconocido.

Las imagenes fuerton terminadas el 8 de Septiembre de 1620, pero el crucificado no fue entronizado hasta el primer domingo de Cuaresma de 1621. Con este motivo las imagenes fueron instaladas en un nuevo retablo situado frente al púlpito. La imagen en un principio no fue concebida para ser sacada en procesión.

Durante el reinado de Carlos III tiene lugar el afán reformador del siglo XVIII. Por la Pragmática sanción se acuerda la expulsión de la Compañía de Jesús de todos los dominios de la corona de España. Es entonces cuando se concede a la Universidad una nueva sede en la calle Laraña, se trataba de la Casa Profesa de la recién expulsada Compañía de Jesús (actual facultad de Bellas Artes). Tras la expulsión de la Compañía de Jesus, la antigua Casa Profesa pasó a ser Universidad, y con ella todos los bienes que contenía, pasando también a ser posesión de ésta el Cristo de la Buena Muerte.

Cristo con corona y potenciasTras estos avatares la figura del Cristo cayó en un lento olvido, ocupando diversos lugares dentro del edificio. No es hasta principios del siglo XX cuando una serie de universitarios, devotos de la Imágen, acuerdan rescatar esta devoción creando una Hermandad a su alrededor. 

Creada la nueva Hermandad de los Estudiantes en 1924, no es hasta el Martes Santo de 1926 cuando el Cristo de la Buena Muerte efectuó su primera estación penitencial. Desde entonces es el eje devocional de la Hermandad y su impresionante figura ha ido calando en el corazón de los sevillanos convirtiéndose en uno de los referentes devocionales de la ciudad.

Cristo completoEn 1983, mientras el Cristo era trasladado para celebrar su Quinario anual desde la Universidad a la iglesia de la Anunciación, éste sufrió una caída, desprendiéndose la cabeza del Crucificado. Durante la restauración de la talla por parte del profesor Francisco Arquillo Torres, fue hallado un documento que confirmaba la autoría y la datación de la obra: “Ego feci Joannes de Mesa, anno de 1620″. En 1985 los hermanos Cruz Solís, al ultimar la consolidación de la talla, encontraron otro escrito que fijaba su terminación el 8 de Septiembre de 1620.

Entre el 1 de Junio de 1994 y el 9 de Marzo de 1995, la imagen ha vuelto a ser intervenida en el Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, dependiente del Ministerio de Cultura, en Madrid.

1620, Marzo 13. Sevilla
Contrato firmado entre Juan de Mesa y el prepósito de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, para ejecución por parte de aquel de un Crucificado y una Magdalena.

“Sepan quantos esta carta vieren como yo Juan de Mesa, escultor, vezino de esta çiudad de Sevilla, en la collaçión de san Martín, otorgo y conosco que soy conbenido y consertado con el padre Pedro de Urteaga, prepósito de la Casa Prosefesa (sic) de la Compañía de Jesús desta çiudad de Sevilla. En tal manera, que yo sea obligado, y me obligo, de hazer y dar hechas y acabadas dos ymágenes de escultura: la una, un Cristo crucificado y, la otra, una Magdalena abraçada al pie de la cruz (+), de madera de çedro, anbas a dos de la estatura ordinaria umana. Por preçio de siento y sinquenta ducados que se me an de pagar de esta manera: treszientos reales he resevido de contado, de que me doy por contento y entregado, y renunçio la esecuíón y leyes de los dos años de la pecunia y prueba de la paga; y el resto, cumplimiento a los dichos siento y sinquenta ducados, luego questé acabada y hecha la obra de las dichas dos ymágenes. Las quales me obligo a dar y entregar al dicho padre prepósito a su satisfaçión y contento, y de ofiçiales que dello sepan y entiendan, dentro de çinco meses, que se cuentan desde oy día de la fecha de esta carta. Y si ansí no lo hiziere y cumpliere, consiento, y he por bien, quel dicho padre prepósito pueda encargar la dicha obra a qualquiera maestro que la haga y acabe, por qualquiera preçio. Y por más que costare de los dichos çiento y sinquenta ducados, y por lo que yo vbiere resevido adelantados a quenta dellos, me puedan executar, con solamente esta escritura y el juramento del dicho padre prepósito, o del procurador de la dicha Casa Profesa, en que dejo y difiero la prueba de aberse pasado el dicho plaço, y no aberles entregado las dichas imágenes, y de cómo las encargaron a otra persona que las hiziese, y lo que más costó de los dichos çiento y sinquenta ducados, y de lo que yo vbiere resevido adelantado, sin que sea necesario otra prueba ni diligencia, porque della les reliebo. Y doy poder a las justicias ante quien esta carta pareciere, para que por todo remedio y rigor de derecho y bía executiba, y como por sentençia difinitiba de jues competente pasada en cosa jusgada, me executen, compelan y apremien al cumplimiento y paga de lo que dicho es. Sobre lo qual, renunçio las leyes y derechos a mi fabor, la que defiende la general renunçiacón (sic), y obligo mi persona y bienes, avidos y por aver».

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